lunes, 26 de marzo de 2012

Mascotinta






Que alegría tener una mascota, esos animalitos dan todo lo que tienen sin pedir nada a cambio (bueno, excepto cuando tienen hambre que sí que piden y se ponen pesados). Están siempre a tu lado sin rechistar, sin dar ni una pequeña queja, si los maltratas lo aceptan de forma estoica y como son más nobles que muchos humanos ni siquiera toman represalias, están ahí en los buenos y los malos momentos, les das todos los días de comer el mismo pienso y lo devoran con ansia y encima cuando te ven aparecer, te hacen fiestas… es una pena que algunas personas olviden que la clave para que una mascota sea una mascota, es que sea un animal.

Es muy triste que algunos individuos, piensen que pueden tener como mascotas a seres humanos. Esto se suele dar mucho entre algunos empresarios de tendencia esclavista, aunque también se da en personas de carácter muy posesivo. Parece ser que algunos prefieren tener dóciles bestias que les trabajen o les ofrezcan lo que quieren sin brindar nada realmente original, en lugar de tener a personas con sentimientos, ideas y capacidades. He visto tratar a trabajadores, parejas y amigos peor que a mascotas y tratarlos con más desdén que a pobres bestias, también he visto algunas de esas personas tratar con más amor a sus propias mascotas que a sus supuestos seres queridos, mejor no hablar del trato a desconocidos.

A mi parecer hay que tener un cierto orden de prioridades y creo que la prioridad más destacable, importante y elemental del ser humano es tratar a las personas como personas, a los animales como animales y a las cosas como cosas.

En conclusión dejo esa famosa frase de: “Las cosas están para usarse y las personas para amarse, el problema del mundo viene dado porque se han invertido esos valores”


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