Que alegría tener una mascota, esos animalitos dan todo lo
que tienen sin pedir nada a cambio (bueno, excepto cuando tienen hambre que sí
que piden y se ponen pesados). Están siempre a tu lado sin rechistar, sin dar
ni una pequeña queja, si los maltratas lo aceptan de forma estoica y como son más
nobles que muchos humanos ni siquiera toman represalias, están ahí en los
buenos y los malos momentos, les das todos los días de comer el mismo pienso y
lo devoran con ansia y encima cuando te ven aparecer, te hacen fiestas… es una pena
que algunas personas olviden que la clave para que una mascota sea una mascota,
es que sea un animal.
Es muy triste que algunos individuos, piensen que pueden tener
como mascotas a seres humanos. Esto se suele dar mucho entre algunos
empresarios de tendencia esclavista, aunque también se da en personas de carácter
muy posesivo. Parece ser que algunos prefieren tener dóciles bestias que les
trabajen o les ofrezcan lo que quieren sin brindar nada realmente original, en
lugar de tener a personas con sentimientos, ideas y capacidades. He visto
tratar a trabajadores, parejas y amigos peor que a mascotas y tratarlos con más
desdén que a pobres bestias, también he visto algunas de esas personas tratar
con más amor a sus propias mascotas que a sus supuestos seres queridos, mejor no hablar del trato a desconocidos.
A mi parecer hay que tener un cierto orden de prioridades y
creo que la prioridad más destacable, importante y elemental del ser humano es tratar a las personas como personas, a los animales como animales y a las
cosas como cosas.
En conclusión dejo esa famosa frase de: “Las cosas están
para usarse y las personas para amarse, el problema del mundo viene dado porque
se han invertido esos valores”
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