Cuando algo nos parece difícil de comprender y nos parece
misterioso, el término que usamos es profundo. Cuando algo es muy intenso y
fuerte, usamos este adjetivo para referirnos a ello. Cuando algo es en general difícil,
hay que asimilar mucho contenido o gastar mucha energía en conseguir algo,
utilizamos esta definición.
Lo utilizamos como un término positivo aunque en realidad, cuando
pensamos en la palabra profundo, se nos viene a la mente una oquedad oscura y
por ende, peligrosa. El miedo ancestral a lo desconocido, que nos hace temer y
venerar lo que no conocemos.
Hoy en día, tenemos todos los medios para tener un amplio
conocimiento, el mar de información que es Internet, nos permite profundizar en
cualquier tema que queramos investigar, ya que hay gran cantidad de datos al
alcance de nuestra mano. Es una pena que en la época del auge de la información
no nos enseñen demasiado a ejercitar nuestro criterio para elegir la información
relevante de la que no lo es. Por otra parte, el flotar en este océano de
información, nos vuelve en cierta forma vagos y faltos de un carácter investigador.
A esto además se une el profundo recelo hacia el conocimiento que tenemos en
nuestra sociedad, que provoca un nivel bastante grave de ignorancia e
incultura, originando a su vez una especie de superstición y reverencia
provocada por el desconocimiento hacia las personas que si poseen la información.
Deberíamos de zambullirnos más en realizar investigaciones
personales sobre temas que nos interesan y pueden ser útiles, para ejercitar
ese criterio que tanto necesitamos a la hora de tomar información.
No hay comentarios:
Publicar un comentario