sábado, 17 de marzo de 2012

Rana enlodada





-“Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un socavón profundo y embarrado. Las ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron lo profundo que era el hoyo, le dijeron a las desafortunadas ranas caídas  que a efectos prácticos ya estaban muertas y se rindieran.
Las dos ranas del fondo no hicieron casos a los comentarios de las ranas de arriba y trataron de saltar con todas sus fuerzas para escapar.
Las ranas de arriba seguían diciendo que sus esfuerzos eran inútiles y que ya estaban muertas.
Finalmente, una de las ranas prestó  atención a lo que decían las ranas que seguían arriba y se rindió, cayó panza arriba y murió.
La otra rana continuó saltando y esforzándose tanto como podía.
Una vez más, las ranas fuera del hundimiento le gritaron que dejara de luchar y sufrir, y que se preparara para aceptar el fracaso y su muerte. Pero la rana saltó cada vez más fuerte hasta que finalmente salió del agujero.
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: “¿No escuchaste lo que te decíamos?”
La rana tras un rato mirando a sus compañeras y comprendiendo lo que les decía, les explicó que era sorda y que pensó que sus compañeras de arriba le estaban animando a esforzarse más para salir del bache.”-

Hsien-Shen Liang.


Qué gran peligro encierra el poder de la palabra, que te puede destruir o alzar, sobre todo cuando provienen de nuestros compañeros o seres queridos, en ocasiones la mejor forma de triunfar es malinterpretar las palabras que escuchamos y quedarnos únicamente con lo que nos es útil para crecer.


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