Un momento en el que una persona se separa de otra o de algo
que aprecia y le muestra su afecto y cortesía. Una especie de pequeño homenaje
para mostrar a alguien o algo que se marcha que pensaremos en él y lo estimamos,
acompañándolo hasta el lugar de salida.
Tantas despedidas y tantos reencuentros de los que somos
espectadores en nuestros propios viajes. Nos despedimos y algo de nosotros
parece que se apaga con ese gesto al ver como se aleja nuestro objeto de devoción.
Podemos despedirnos de momentos, de personas, de actividades...
y suelen ser momentos agridulces, porque aunque estás distanciándote físicamente
de lo que quieres, también sabes que ese alejamiento es necesario para el que
emprende el viaje en cuestión.
En nuestro caso, esto no es un adiós, sino un hasta pronto.
Ya que por este mes, debido a que hemos comenzado una serie de nuevos proyectos
bastante interesantes y que no disponemos de tiempo material para dedicarle todo
nuestro cariño de la forma adecuada a las "criatutintas", es mejor
darles unas pequeñas vacaciones para coger de nuevo el proyecto con más ganas e
ilusión si cabe nuevamente.
Lo dejamos con fastidio, nos sentimos como un pingüino ártico que se despide de sus queridos seis meses de día aún sabiendo que volverán, ya que es bastante en contra de
nuestra voluntad. Pero no hay que desaprovechar las oportunidades que de vez en
cuando surgen y que pueden suponer un giro sustancial hacia algo mejor en
nuestra trayectoria.
Así que hasta pronto y espero que volvamos a encontrarnos
incluso antes de lo que está planeado. Sin duda el reencuentro será mucho más dulce que la despedida, mientras tanto os tendré en mi tintero durante todo
este tiempo y pronto volveréis a surgir de las tintadas venas negras de mi
corazón y mi pluma.