El arte es vida, las cosas vivas cambian, crecen, evoluciona
y mueren. Intentar perdurar para siempre es antinatural.
Antiguamente se hacía el arte para ser eterno y que
perdurara por los siglos de los siglos, como una especie de legado para el
resto de la humanidad creado por el poder establecido en dicho momento. Pero
actualmente no podemos hacer lo mismo, en primer lugar porque los tiempos han
cambiado y cualquier persona puede ser un artista, no es necesario depender de
un mecenas como antaño. Y en segundo lugar porque no todo el arte merece ser
preservado ni recordado para siempre.
En todas las épocas de la historia no ha habido arte, porque
ni siquiera existía el concepto del arte como tal, en los casos más benignos
las obras que catalogamos ahora como arte, en su momento se les consideraba
artesanía como mucho y eso es lo que ha quedado para conocer esos momentos históricos.
No podemos valorar como arte las cosas tan solo por que no son de nuestro
tiempo, sus autores y el contexto ya no existan y no volverán a repetirse, eso
equivaldría a sobrevalorarlo todo porque es ajeno a nuestro tiempo.
Para conocer la obra no es necesario conservarla, hay muchas
otras formas de preservar el concepto sin que la obra se conserve. Esa que se
expone después de tantas restauraciones ya ha dejado de ser la obra original. No
estamos hablando de eliminar o borrar el conocimiento de la faz del mundo, pero
si de dejar que se deteriore la obra por la acción del tiempo, ya que la obra
de arte debe tener un tiempo de vida, nace, crece, se reproduce y muere.
Si el arte ni se comprara ni se vendiera, no importaría que
fuera eterno. El problema llega cuando resulta que estás haciendo negocio con
algo que no debería llegar a tener valor material. Por esa la obra de arte
debería de tener un tiempo de vida, pasado ese tiempo se acabó la especulación
y la mercadería.
Actualmente los museos son como cementerios llenos de obras
pasadas creadas por gente que ya no tiene nada que aportar a esta sociedad
porque sencillamente ya están muertos. Estamos conservando en dichos
cementerios los zombies conceptuales de personas a las que ya ni sienten, ni
padecen, ni les importa lo que ocurre en el mundo. El arte, como la vida es
cíclico y va cambiando con cada giro que realiza a la rueda, tanto en su
concepto como en su forma. Debemos de dejar paso a las nuevas creaciones y
permitir que las antiguas " Requiescat in pace"
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