La curiosidad es un instinto natural consistente en el deseo
por conocer lo que no se sabe y es innata a muchas especies animales, entre
ellas y especialmente, la nuestra. Esta curiosidad nos confiere cierta ventaja
de supervivencia, ya que la capacidad de observar, investigar, explorar y sobre
todo aprender, nos hace más aptos para prevalecer en nuestro entorno.
Como todo en exceso, la curiosidad, también es una compañera
negativa ya que puede ir acompañada de la morbidez, una maldad astuta o el
simple fisgoneo y cotilleo. Y aunque normalmente los espíritus más elevados evitan
este tipo de indagaciones y no suelen caer en estas trampas de querer descubrir
las partes más bajas de la naturaleza humana, siempre tendremos esa tentación
presente que es propia a nuestra naturaleza.
Sin embargo, este ansia por saber de forma noble e inocente,
nos ha llevado a ser los únicos animales de la Tierra que han salido de su
propio planeta, nos ha llevado a realizar grandes migraciones, viajes y
descubrimientos científicos, cambiando así el rumbo del mundo. Esta característica,
ha hecho que muchas personas encontraran su talento y otras tantas su perdición
debido a la frustración y la imposibilidad de no llegar a conseguir el
conocimiento que tanto desean o llegar a revelar cosas que deberían de
permanecer sin descubrir por el bien de la mayoría. Aunque de todas formas, como
recalcan en muchas obras literarias, lo que está oculto existe unicamente para
ser descubierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario