jueves, 17 de mayo de 2012

Egoísmo





El ser humano, por naturaleza, no es ni bueno ni malo. Es egoísta.

El egoísmo es la forma evolucionada y retorcida surgida del propio instinto de supervivencia, todo lo que realizamos por egoísmo, es principalmente para prevalecer en un entorno hostil, para sobrevivir a los innumerables peligros que esta vida nos ofrece, por lo tanto es un sentimiento bastante natural y enraizado que conecta directamente con la esencia humana.

El egoísmo en sí, en las dosis adecuadas no resulta algo negativo, ya que gracias a él hemos desarrollado una sociedad del bienestar y una forma de vida más fácil y sencilla, por lo cual es un motor de acción para el progreso que hace un entorno mejor en el circulo que rodea a la persona con ambiciones y emprendedora. Sin embargo, en grandes dosis, convierte al ser humano en una tirana, déspota y opresora plaga que consume todo cuanto toca por la enfermiza paranoia esquizofrénica que su mente le crea concibiéndole pensar que la única forma de vivir eternamente es controlándolo todo y haciéndolo de su propiedad.

Por otra lado, la ausencia de egoísmo, puede resultar una forma de librarnos de la pesada carga que portamos sobre nuestros hombro, eliminar completamente nuestros deseos es negar nuestro propio ego y por lo tanto eliminar nuestras inquietudes, haciéndonos más livianos por no tener que soportar el peso de nuestra propia personalidad. Esto es un arma de doble filo, ya que por una parte nos da una increíble sensación de paz interior, pero también nos convierte en sujetos pasivos sin expectaciones y con una nefasta falta de curiosidad que provoca una inactividad que en gran medida es autodestructiva. Aunque claro, los practicantes de este tipo de filosofías, en realidad siempre acaban conservando como mínimo, un único deseo, el deseo de obtener la sabiduría o llegar a encontrar la verdad.

Sin duda alguna, debemos de controlar nuestro egoísmo, ya que la auténtica felicidad se encuentra en desear y hacer lo posible por conseguir lo que realmente necesitas para vivir, esto nos realiza como personas y nos crea una meta en nuestra existencia. Debemos cultivar por ello nuestro criterio de forma objetiva, para saber qué necesitamos realmente y qué son simples desvaríos producidos por el egoísmo y el ansia de poder.


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