Se acumulan las tareas y no damos a vasto, resulta
complicado abarcarlas todas y darle salida en su momento, pero lo hacemos.
No nos dejamos apabullar con la ingente cantidad de tareas a
realizar y las vamos realizando poco a poco, de forma metódica y constante. Sin
duda es la única forma eficaz de afrontar un trabajo de gran magnitud.
Fantaseamos con tener algún brazo, mano o pierna de más para
ir más deprisa, pero ninguno de estos miembros extras nos serían tan útiles y eficientes
como una correcta disciplina mental y un enérgico entusiasmo que nos sirva de
combustible. No existe tarea lo suficientemente grande como para aplastarnos si
tenemos el correcto condicionamiento mental para afrontarlo.
Parecería que los pulpos son el símbolo apropiado del
trabajo ya que tiene multitud de miembro con los que deberían poder hacer 8
tareas diferentes, son ingeniosos y son seres que en muchos sentidos se adaptan
a cualquier entorno con facilidad, pero realmente, un octópodo solo puede
centrarse en un único trabajo a la vez a pesar de su conocida inteligencia y su
potente cerebro, y si no consigue dicha tarea, la deja y pasa a realizar
cualquier otra. En cambio, son las hormigas o las termitas las que llevan
multitud de tareas y llegan a realizar construcciones titánicas comparadas a su
pequeño tamaño, tienen un cerebro miles de veces más pequeño que el pulpo y sin
embargo son capaces de hacer obras más imponentes y complicadas, debido a su
constancia y por supuesto a su ordenado y metódico trabajo en grupo.
Como conclusión, diremos que no se trata de habilidad o sencillamente
capacidad el poder realizar y abarcar una labor colosal, se trata en buena
parte de constancia y paciencia, ya que un largo viaje siempre comienza y está
compuesto por pequeños pasos.
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