jueves, 10 de mayo de 2012

Saltar al Vacío





En ocasiones se nos presentan oportunidades que nos parecen peligrosas y arriesgadas pero que parece que nos vemos obligados a realizar, son opciones que nos parecen destructivas y casi imposibles de llevar a cabo, y por estas razones y mucho más, no nos apetece realizarlas.

En estos casos extremos en que nos vemos obligados por necesidad o deseo a cumplir estas osadas tareas, debemos realizarlas sin vacilación, con toda la fe del mundo puesta en nuestro triunfo, ya que si dudamos, lo más probable es que realmente salgamos mal parados de dichas empresas. Si no estamos totalmente seguros de nuestra capacidades, de nuestro valor y de la utilidad de la acción a realizar, lo mejor es simplemente no realizar la acción. Debemos armarnos de valor y convicción para realizar las tareas imposibles, solo de esta forma saldremos victoriosos de estas batallas.

La duda es un veneno que nos paraliza en los momentos más cruciales de nuestra épica odisea y debemos suprimirla totalmente de nuestros corazones, simplemente actuar sin pensar en las consecuencias mientras se realiza la acción. El momento de pensar en estos resultados es antes o después de la acción, nunca durante, mientras realizamos la acción solo debemos pensar en realizarla lo mejor que se nos permita.

Una vez te has decidido completamente a saltar, no te preocupes por saber la distancia exacta de donde está el aterrizaje, ni del desnivel, la distancia o de a quien puedas afectar con tu salto, eso debiste haberlo pensado antes, eso tienes tiempo de pensarlo después. Lo único importante es realizar el salto técnicamente los más perfecto posible e imprimirle la fuerza necesaria.

Una vez has tomado la decisión de saltar, acción, éxito y decisión deben ser una en tu mente.


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