miércoles, 9 de mayo de 2012

Matar el Gusanillo





Todos los creadores lo tienen, es una necesidad innata de crear. Te corroe por dentro y no para de molestar hasta que finalmente vuelves a crear. Puede que durante un tiempo estés inactivo, pero en cuanto veas algo que te conmueve, ese pequeño y endemoniado gusanillo empezará a removerse en tu cabeza.

Puede que sea por la nueva obra de un amigo, quizás sea una película, libro o canción lo que te despierte el anhelo creador, pero hasta que este condenado anélido no se ve satisfecho con nuestras acciones, no dejará de removerse por nuestra cabeza haciéndonos pensar y desear una y otra vez en ponernos en marcha, coger nuestras herramientas y que empecemos a elaborar nuestra nuevo trabajo.

Lo más maravilloso de este ser es que nunca está saciado y nunca conseguimos matarlo del todo, nunca dejará de pedir su comida por muy ocupado o desganado que estés, seguirá tramando y enlazando conexiones hasta que finalmente logre su objetivo.

Es un endiablado ser perturbado que no para de reptar como un loco con sus anillos por nuestra corteza cerebral, mordiendo aquella y esta neurona para que finalmente nos activemos a realizar la tarea para la que fuimos concebidos, crear.


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