Dogmas de fe verdadera, un bonito eufemismo para “cosas que
te debes de creer porque sí”. No hay culto verdadero, se contradicen ellos
mismos constantemente dependiendo de la época en la que se hablen, van
evolucionando junto a las sociedades humanas intentando controlar la forma de
pensar y actuar de sus adeptos.
Mucho se ha dicho ya sobre el gran negocio que generan, no
existen lideres espirituales hundidos en la miseria y la pobreza, y lo que es
mejor, ninguno cumple totalmente con lo que predica. Mueven masas de personas
crédulas que se ciegan ante la lógica y los datos concretos, ya que una vez
tienen su cerebro programado para creer en su única verdad, se acaba la opción
de razonar, solo queda creer en sus fundamentos existenciales. Es curioso que
los sucesos místicos y donde más está arraigada la fe suelen ser en las zonas de
población más ignorantes e incultas y cierto es que cuando la luz de la razón
abandona un lugar, lo ocupa el oscurantismo de la superstición. Y hay que ver lo que nos gusta ser gregarios y que nos lleven en rebaño sin tener que pensar demasiado.
Se puede ser espiritual sin ser religioso, se puede aspirar
a una superioridad moral y ética sin estar instruido en ningún culto mistérico.
Y es muy curioso ver lo mucho que las personas se ofenden cuando se critica a
su religión y lo poco que les importa a los escépticos cuando se critica a la
razón o incluso a la ciencia humana, esto quizás sea porque el espíritu
religioso tiene más dudas y debilidades para sostenerse a sí mismo cuando ven
pruebas irrefutables y porque quizás más que espíritu se trate de ego y orgullo
por pertenecer a un colectivo místico.
De todas formas por muy fanático y muchos golpes de pecho
que se den los devotos aferrados a una religión, no son tus creencias y tus
ideas lo que te hacen ser buena persona, siempre son nuestros actos los que nos
definen como tal.
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