domingo, 29 de abril de 2012

Fragilidad





La cualidad de romperse fácilmente, es una dura carga y complicada de llevar, una persona frágil se fractura en mil pedazos antes de deformarse, es algo triste y digno de elogiar en cierta medida el no permitir que nada te cambie hasta el límite de preferir acabar destrozado a corromper tus propios principios.

Es curioso que las cosas frágiles suelan llamar nuestra atención por su rara belleza, por su efímera y fascinante perfección. Es una relación de amor/odio la que mantenemos con esta cualidad, nos fascina su fugaz existencia y lo caprichoso de sus formas pero a su vez aborrecemos la brevedad de su duración.

La fragilidad a menudo conlleva dureza, la capacidad de alterar la superficie de otros elementos y por supuesto la tenacidad, la resistencia o capacidad de almacenar energía antes de llegar a la rotura. Pero ser frágil no conlleva siempre tener estas cualidades.

Pero en definitiva, si queremos persistir más de lo que nuestra frágil naturaleza nos permita, debemos aprender a ser dúctiles y resistententes, recibir los golpes sin rompernos, asimilando la energía para volver a tomar nuestra forma original y si la percusión han sido demasiado dura, a aprender a adaptarnos a nuestra nueva situación.


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