lunes, 9 de abril de 2012

La noble y gentil Arya





Hoy es el primer cumpleaños de mi pequeña amiga Arya y quería homenajearla dedicandole estas “Criatutintas”. El primer día que llegó a casa, extrañaba todo, se ponía nerviosa y mordía a quien se le acercaba, a lo largo de la semana fue acostumbrándose a nuestra presencia e incluso comenzó a darnos besitos y carantoñas cuando veía que le dábamos comida y golosinas, además de cariño y juegos.

Esta pequeña y curiosa exploradora, pasa de la total pereza y la inactividad, a la frenética presteza de una diminuta y sigilosa asesina Ninja. Su curiosidad y meter los bigotes en sitios equivocados, le ha costado en ocasiones caídas y pequeños disgustos, de los que sale muy digna, levantando el lomo, moviendo muy rápido sus pezuñitas y haciendo sus peculiares ruiditos que recuerdan a risas. Cuando no está ensalzada en combates mortales con sus juguetes y peluches, se dedica a investigar los rincones de cada habitación y a hacerme pequeñas emboscadas mientras estoy sentado para que le preste atención. Una diferenta manera que tiene de solicitar mi interés para que juegue con ella y le haga “huronadas” es morderme y arañarme los pantalones y las zapatillas, tirando de ellas como si quisiera o pudiera arrastrarme hacia algún sitio. Cuando está cansada, duerme retorcida en posiciones imposibles como un muñeco roto sobre cualquier superficie, no le importa la textura, dureza o si esa superficie está animada, le gusta que le rasquen por el lomo y la barriga, y se queda totalmente relajada y laxa como un trapo mojado.

Su forma de desplazamiento es demasiado peculiar, ella no repta, ni corre, ni salta… para desplazarse ha inventado una técnica de vagueza muy depurada que consiste en derramarse por los sitios sin importar mucho donde cae.

Otra técnica que utiliza para amedrentar a sus posibles enemigos, es saltar como una loca de costado, erizando su lomo y dando brincos alrededor de sus temibles enemigos de paño para después en un ataque repentino y letal, lanzarse contra el cuello o la articulación de alguna extremidad del peluche, revolverse como una serpiente y finalmente caer de espaldas con un sonoro golpe haciendo por unos instantes la muerta mientra mueve sus patas delanteras de forma espasmódica como una nutria marina.

En definitiva, introducir en mi vida a esta noble y revoltosa mustélida ha supuesto una fuente de alegrías y ternuras entrañables que hace que la aprecie mucho y que hará que la recuerde por siempre.


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