La solución a los conflictos de forma perdurable es sin duda
el diálogo, la comunicación calmada entre dos personas.
Para llegar a un acuerdo entre dos partes en conflicto y
salir ambas partes sino beneficiadas, al menos en armonía, es muy importante
saber mantener la calma y las buenas formas en todo momento. Cualquier chispa
de ira, puede forzar una refriega violenta con nefastos resultados tan solo por
dejar los nervios a flor de piel y no querer ver la situación desde un ángulo más
objetivo.
La armonía con los demás comienza desde la paz interior, la
cabeza serena y fría, pensar de manera calmada mientras suceden los
acontecimientos y evitando así un caos de violencia infructuosa para ambas
partes. Es curioso como es posible apaciguar incluso a la más maleducada y
furibunda persona tan solo inspirando tranquilidad y controlando la lengua y
los puños para no llegar a funestos resultados. Solo se debe de llegar a la
violencia en caso de real defensa propia y nunca como solución a los problemas.
Es necesario tener esta concordia interna, sobre todo cuando sabes que puedes
ser poseedor de un poder o fuerza que al utilizarlo causes daños ya
irreparables una vez desencadenada dicha fuerza.
En realidad, como se ha intentado hacer comprender a la
humanidad durante tanto tiempo, la solución a los conflictos es sin duda el
raciocinio, la educación, el criterio y el correcto uso de la palabra. Con
estos métodos se consigue la paz con nuestros semejantes, que a su vez se
retroalimenta y nos genera paz interior, la auténtica forma de llegar a ser
feliz.
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